sábado, 28 de febrero de 2009

ALEJANDRO ROMUALDO

Reproducimos un artículo escrito por el periodista César Lévano con motivo del fallecimiento del poeta Alejandro Romualdo (diario La Primera, 29.05.09).

Escribir para que la verdad sea dicha
El siguiente es un texto inédito. Lo escribí hace cuatro años para una antología que no se publicó por motivos que no desconozco y que hoy no interesan.

El poeta más atacado, más defendido y más silenciado en la segunda mitad del siglo XX: eso es Alejandro Valle. Es ahora también el más solitario. En uno y otro lado de 100 trincheras se le vitupera o alaba por su condición de poeta
social; es decir, de poeta que no cierra los ojos para ver realidades monstruosas, conflictos, tragedias, recuerdos y esperanzas.

Se exalta mucho en estos días la poesía así como la narración intimista, de cámara cuando no de cama, o el relato parcial, que calla crímenes o no acusa a los criminales, y la fuga hacia paraísos verbales. Hay quienes ensalzan la pura música del verso, olvidando que la música, soberana de las artes, es otro reino. La poesía es ritmo, energía, canto, pero con palabras. Y éstas se hallan cargadas de referencia al tiempo, el espacio, la gente. "El reino del poeta es el mundo, colocado en el foco de su tiempo", escribió Novalis. Precisamente, Alejandro Romualdo ha levantado la voz para clamar verdades de nuestro mundo, de nuestro tiempo. En días de dictadura y podredumbre, entonó en voz alta un canto de denuncia y rebelión. Desde 1953, año de su regreso de España, entró en la pelea contra el tirano Manuel Arturo Odría, y no sólo con versos, como veremos.

Quería, como escribió en el primer poema de Como Dios manda, que "La verdad sea dicha". El Perú, este país dominado por la oligarquía de los amos y el oligopolio de los medios, lo ha silenciado, trata de ignorarlo.

Fuerza testimonial

El gran poeta irlandés Seamus Heaney escribió en 1972, mucho antes de recibir el Nobel de Literatura: "De un lado, la poesía es secreta y natural; de otro, debe abrirse paso en un mundo público y brutal... buena parte de la sensibilidad radica en la estructura mental por el hecho de pertenecer a un lugar, unos ancestros, una historia, una cultura o como se la quiera llamar. Pero la conciencia y la lucha con uno mismo son el resultado de lo que Lawrence llama 'las voces de mi educación'".

Lo cierto es que Valle ha suplido la falta de pormenores de su vida con la fuerza testimonial de sus versos: "Cada libro, en mi caso, expresa un determinado momento de mi vida".

Vive aislado en los últimos años. Casi nunca acude a conferencias, agasajos o presentación de libros. Rehúye las visitas, incluso de viejos amigos. Enclaustrado en el silencio, apretado por los garfios de la pobreza, escucha y apunta las voces de la historia. Dícese que incluso está a punto de perder su casa. Hace poco donó toda su biblioteca a la Casa Museo José Carlos Mariátegui, signo de que su aparente misantropía no es, pese a desengaños, prueba de infidelidad a los nobles ideales que encendieron su vida.

Ahora, la verdad sea dicha: muchos de los que lucharon por esos ideales y lo dieron todo por ellos, sin recibir premio, como no sean la prisión, la tortura, el destierro o el asesinato, se han desilusionado debido a autoritarismos y crímenes del socialismo real. "Hemos
sido engañados", me dijo un distinguido intelectual. "La política nos dejó sin futuro".

Temprano publicó Valle dos libros: Cámara lenta y El cuerpo que tú iluminas. Eran manifestación de que no era un poeta monocorde y que cambiaba al ritmo no sólo de las influencias literarias, sino de la realidad. Era señal de que no se encerraba en la llamada poesía pura. Ese mismo anó viajó a España, gracias a una beca del Instituto de Cultura Hispánica.

La poesía y las masas
Algunos de los grandes de España -en materia literaria- han expresado más de una vez su admiración por Valle. Corcuera me cuenta que Blas de Otero le dijo que Romualdo era el poeta mayor de América Latina, muertos César Vallejo y Pablo Neruda, esas dos cumbres. Allá por 1966, recuerda Arturo, Vicente Aleixandre, le preguntó por Valle y le dijo: "Sé que, además de gran poeta, es un gran luchador". Aleixandre, junto con Carlos Bousoño, Gabriel Celaya, José Luis Cano y otros, pedirían en marzo de 1965 la libertad del poeta peruano, cuando este fue detenido, en febrero de 1965, en una redada que el gobierno de Manuel
Prado practició por inspiración de Washington.

A los 22 años de edad, Alejandro Romualdo publicó su primer libro, La Torre de los Alucinados, que mereció el Premio Nacional de Poesía. Eran versos, ha dicho, de sus días de colegial.

Por esa época estudiaba en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, también en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Pocos saben que, aparte de caricaturista excepcional, es un notable pintor. Algunos amigos dicen que prepara una exposición de sus cuadros. Acompañan a estas líneas uno de sus dibujos. Por ejemplo, aquel en el que, frente a un preso colgado y con la lengua afuera, el médico de la policía diagnostica: "Empacho". La audacia se valora si se toma en cuenta que esa estampa se publicó en la revista Pan, en la edición del 28 de octubre de 1949. Un día antes, el 27, Odría, había celebrado el primer aniversario de su cuartelazo.

Pero volvamos atrás. En su estación europea, Valle no se emparedó en España. Hacía constantes viajes a otros países europeos. Sobre esta etapa ha recordado que un día llegó a Italia. "Llegué a Florencia cuando había una manifestación enorme -como nunca en mi vida había visto- del Partido Comunista rechazando la guerra bacteriológica en Corea. Esas dos experiencias (la de España represiva y la de Italia) fueron decisivas para lo que después voy a hacer en España Elemental y Poesía Concreta, poemarios escritos en España, pero editados luego. También para mí fue importante estar en contacto con la herencia hispánica. Ya les he hablado de Góngora. En esta época leí mucho a Quevedo, a los poetas del 21. Conocí a Vicente Aleixandre y trabé amistad con Blas de Otero, que hacía cosas similares a las que yo intentaba. Nuestras similitudes no eran casuales ya que ambos escribíamos bajo la influencia -captada en forma consciente- de Vallejo".

Basta de agonía
Con rico bagaje de letras y visiones regresa al Perú en 1953. Trae bajo el brazo un cuarto libro, Poesía Concreta.

Con el fin de la dictadura de 1956 se abrió en el país un paréntesis democrático. Yo acababa de salir de largos años de cárcel cuando aparecieron, en el cielo remendado de nuestra cultura, Juan Gonzalo Rose y Gustavo Valcárcel, retornados del destierro. En esos días emerge la gran poesía de Valle, cuyo anticipo es el poema "Dios material". En universidades, loc
ales sindicales, teatros, plazas y caminos llenaron de ánimo y esperanza a multitudes. Fue un gran despertar de la poesía y de la gente.

En 1986 en Poesía Integra, libro que recoge toda su obra hasta entonces editada y que contiene el poema "Dios material": Poesía concreta señala un viraje y a partir de su primer poema, "A otra cosa", expresa en forma programática la voluntad de alejarse de la angustia, considerada estéril y sin salida. Proclama por eso, en forma enérgica, "Basta ya de agonía".

En la batalla

En los años 1957-1958 intimé con Valle, por una común militancia comunista. De esos años recuerdo su capacidad creativa, su tenacidad antidogmática y su humor. Tenía siempre a mano el juego verbal, la cita clásica o la travesura. En 1960 fundó la revista política y cultural "Tareas del pensamiento peruano". Allí, en el número de mayo-junio 1960, publicó el texto de mi conferencia dada en la vieja casona de San Marcos titulada "Por la nacionalización del petróleo". Mi exposición había ocurrido el 8 de marzo de ese año, dentro de un ciclo organizado por el Centro Federado de Estudiantes de Derecho de San Marcos. Ese trabajo mío era parte de una campaña que había yo iniciado mucho antes en la prensa chica, y que terminó con la expulsión de una empresa que durante años había demostrado que había estafado al país.

Poco después surgirían el Frente Nacional de Defensa del Petróleo y el Frente de Liberación Nacional, organismos ambos presididos por ese gran patriota que fue el general César Pando Egúsquiza. Recuerdo que Valle fue editor del periódico Frente, órgano del FLN. Allí trabajábamos a puro pulso, vale decir, sin paga.

De la campaña electoral del FLN en 1962 recuerdo cómo los frentist
as del Rímac organizamos el primer mitin público que realizara desde los años 30 la izquierda marxista. Lo inicié con esta frase acuñada por el poeta: "Los pobres no deben votar por los ricos, porque los ricos nunca votarán por los pobres". ¡Cuánta actualidad tiene ese lema, 42 años después!


A continuación, la mejor poesía de combate de Alejandro Romualdo...

ESPAÑA EN LA TIERRA

Fueron acumulándose los siglos,
edades de oro, cataclismos, guerras.
Fueron acumulándose y llegando
faunas y flores desaparecidas,
los muertos naturales, las edades.
Fueron llegando, piedra sobre piedra.
Fueron llegando, gota sobre gota.
Fueron llegando, hueso sobre hueso.

Fueron llegando, día y noche y día,
primavera, verano, otoño, invierno.
De hoja en hoja hasta llegar al árbol.
De llama en llama hasta llegar al fuego.
De soplo en soplo hasta llegar al viento.

Toda la tierra en pie (como un solo hombre)
era España, llorando el universo,
poblando el infinito de astros graves,
desatando sollozos bajo el cielo,
devolviéndole al mar su mar de lágrima.

Toda la tierra en pie,
lloró su vasta lágrima geológica,
agrietó el barro humano y le dio forma
de España.

Sopló la voz del pueblo día y noche.
Sopló la voz del sueño noche y día.
Se oyó como una lámpara la voz
de España.
Y alumbróse el firmamento.


MODO DE VIDA

España medio viva, medio abierta,
tropezándose va. Dando trasmuertes,
va. Vapuleándose. Cae a culatazos
de terror. Cara al mar. Echando el día

por el miedo. Y brutal, echando el alma
por sus cuatro costados, sigue España
echando el cuerpo al buitre: sangre y duelo.
España medio luto, medio extraña.

Hay modos de sufrir. Y está sufriendo
de todos modos. Con su cruz ha muerto.
Hay buenos modos de sufrir de cara
al sol. Y cara a cara con la suerte.

Sin sabe qué vivir, España vive
a ras de mártir. Calla en alta voz.
Grita en silencio. Vive desviviéndose.
¡Está echada la muerte, cara al sol...



ESPAÑA, LEVÁNTATE Y CANTA

Dadle la mano a España. En carne y hueso,
dadle la mano al pueblo. Como a un ciego.
Dale la mano tú, y tú, y tú
dale la vida con tu propia mano.
Que se levante y cante como un muerto
vuelto a la vida. Milagrosamente.

Dadle la mano, hermanos. Amarrad
vuestros rayos de amor a vuestros rayos
de dolor. Abrid de par en par
el alma misma
de España. Y brotará la nueva primavera
con todo el árbol contra todo el cielo.
Dadle la mano a España. Hace ya muchos muertos
que bajo sueño sueñan para arriba.
Dadle el apoyo. A España dadle un punto
de amor,
que ya no tiene en qué caerse viva.

Dadle la voz, hermanos: la esperanza.
Formad una cadena de manos y amarradla.
Y así como quien corre de alegría,
de mano en mano, unidos de la mano,
por su tierra feliz vámonos, vámonos.


EN ALTA VOZ


No he de callar
QUEVEDO

No he de callar mordiéndome la vida,
callar con todo el cuello, muerto o vivo.
Debo decir palabras desolladas,
o taparme la boca con un grito.

de sol de paz, de amor. Es necesario,
trinar a plena luz, echarse el alma
a la esperanza, alzarse hacia la vida.
Es necesario un vuelco de campana

doblando a sol. A paz en sol mayor.
Ya que esta herida del Perú nos habla
con la voz de la sangre en tinta de furia
No he de callar mordiendo mis palabras.

Debo de gritar: caer de boca al viento.
Sosteniendo una luz y una tonada.
Y no callar: caer de voz al tiempo
con la boca cerrada y empozada.

Dejadme solo, si queréis. Dejadme.
Sólo el amor me deje sin palabras.
No he de callar. He de seguir trenzando
mi canto. Como un nudo en la esperanza.



CANTO CORAL A TÚPAC AMARU,
QUE ES LA LIBERTAD

Yo ya no tengo paciencia para aguantar todo esto.
MICAELA BASTIDAS

Lo harán volar
con dinamita. En masa,
lo cargarán, lo arrastrarán. A golpes
le llenarán de pólvora la boca.
Lo volarán:

¡y no podrán matarlo!

Lo pondrán de cabeza. Arrancarán
sus deseos, sus dientes y sus gritos.
Lo patearán a toda furia. Luego
lo sangrarán:

¡y no podrán matarlo!

Coronarán con sangre su cabeza;
sus pómulos, con golpes. Y con clavos
sus costillas. Le harán morder el polvo.
Lo golpearán:

¡y no podrán matarlo!

Le sacarán los sueños y los ojos.
Querrán descuartizarlo grito a grito.
Lo escupirán. Y a golpe de matanza
lo clavarán:

¡y no podrán matarlo!

Lo pondrán en el centro de la plaza,
boca arriba, mirando al infinito.
le amarrarán los miembros. A la mala
tirarán:

¡y no podrán matarlo!

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Querrán descuartizarlo, triturarlo,
mancharlo, pisotearlo, desalmarlo.

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Al tercer día de los sufrimientos,
cuando se crea todo consumado,
gritando ¡libertad! sobre la tierra,
ha de volver.

Y no podrán matarlo.


EL ÁRBOL DE LA SOLIDARIDAD

Los árboles dan flores, frutos, pájaros
que son flores o frutos de una estación.
Pero este árbol, este árbol
que alguien sembró con cantos y alegrías,
no da sino desastres, miedos, rabias
de no ver en flor de fruto de este tiempo.

Por eso este árbol, que alguien plantó con amor,
no prospera, sino que malamente se alimenta
de una agua atroz,
de una agua atroz que salta de los ojos del pueblo.

Y para verlo florecer, para verlo hermoso, radiante
como el rostro de nuestra victoria,
es necesario que luchemos juntos,
es necesario que nos unamos
alrededor de él,
es necesario protegerlo ahora
para que más tarde nos proteja con su sombra.


LA PALOMA DE LAS ALAS ROJAS

Mira, madre, en el cielo una paloma
de alas ensangrentadas: ¿Quién la ha herido?
Mira cómo se agita, prisionera,
desesperadamente por su nido.

Mira, madre, en el cielo otra paloma,
y otra paloma igual, ensangrentada.
Mira cómo palpita, traspasada
por una flecha, y vuelta prisionera.

Vamos a liberarla por el cielo,
y que retorne con la primavera.
Paloma roja y blanca de mi pueblo.
Paloma de alas rojas, mi bandera.


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